River Plate ha arrancado el Torneo Clausura con dos victorias en dos partidos, sumando seis puntos y siete goles a favor. La goleada 4-0 ante Instituto no solo confirma esta tendencia, sino que muestra un equipo con una actitud renovada. Han dejado atrás la pasividad para adoptar un estilo más directo y contundente, capitalizando sus oportunidades y mostrando el ADN ofensivo que se espera del equipo de Marcelo Gallardo.
La clave de este cambio está en la frescura de los jóvenes talentos y la potencia de Maxi Salas. Salas, una incorporación reciente que ya parece un veterano, ha revitalizado el ataque de River. Su capacidad para pelear cada balón y generar peligro libera a sus compañeros. A su lado, jóvenes como Juan Cruz Meza y, especialmente, Santiago Lencina, quien marcó dos goles contra Instituto, demuestran que las inferiores de River siguen produciendo talento listo para el primer equipo.
Aunque el presente es prometedor, el equipo aún tiene aspectos por mejorar, sobre todo en defensa. Sin embargo, la plantilla sigue fortaleciéndose con la recuperación de Juan Fernando Quintero y la próxima llegada de Juan Portillo y Matías Galarza. Estos refuerzos buscan consolidar un equipo capaz de afrontar la triple competencia: Liga, Copa Argentina y Copa Libertadores.
Este inicio ilusiona a los hinchas. A pesar de la cautela natural, las victorias contundentes invitan a disfrutar el momento y a confiar en la capacidad del equipo para seguir creciendo. El camino apenas empieza, pero la determinación y el nuevo espíritu del Millonario prometen un futuro emocionante.
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