Godoy Cruz se despidió de la Copa Sudamericana, pero lo hizo de pie y dejando una buena imagen ante un rival de jerarquía como Atlético Mineiro. El equipo mendocino no logró revertir la serie de octavos de final, cayendo 1-0 en el global (3-1 en el global), a pesar de haber tenido un rendimiento superior y varias oportunidades claras de gol en la primera mitad. El encuentro, disputado en el Estadio Malvinas Argentinas, mostró un Tomba con ambición y un Galo que, tras un primer tiempo conservador, supo imponer su peso en el momento justo.
El primer tiempo fue un monólogo de Godoy Cruz. Con un juego audaz y ofensivo, impulsado por el talento de Andino y la presencia de Auzmendi, los dirigidos por Ribonetto generaron varias ocasiones que pusieron a prueba al arquero Everson, figura clave del encuentro. La jugada más clara fue un zurdazo de Andino que el guardameta brasileño atajó de manera milagrosa. Esta intensidad del Tomba contrastó con la pasividad del Mineiro, que apenas generó peligro y se mostró cauteloso, sin la intención de liquidar la serie.
Sin embargo, el fútbol suele ser impredecible, y el Atlético Mineiro demostró su jerarquía en la segunda parte. Un gol tempranero del lateral derecho Natanael, apenas iniciada la etapa complementaria, golpeó a un Godoy Cruz que aún se acomodaba en el campo. Este tanto no solo puso el 1-0 en el marcador, sino que también desvaneció las esperanzas del equipo local, que ya arrastraba el desgaste físico del primer tiempo y del reciente partido contra River Plate.
Con el marcador a su favor y un Godoy Cruz visiblemente afectado por el cansancio, el Galo controló el partido con serenidad. La defensa brasileña se mostró impenetrable, y la experiencia de jugadores como Hulk fue fundamental para manejar los tiempos y hacer correr el reloj. A pesar de la derrota, el Tomba dejó una valiosa lección de coraje y entrega en el torneo internacional, consolidando una prometedora actuación que servirá de base para futuros desafíos.
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