Boca Juniors no pudo cortar su racha negativa y, con un agónico empate 1-1 ante Racing Club, alcanzó un récord histórico de 12 partidos sin victorias. El resultado, si bien salvó una derrota en casa, no alivia la crisis que atraviesa el equipo, que podría terminar la jornada en el último lugar de su grupo, dependiendo de los resultados de otros partidos en el Torneo Clausura.
El encuentro en La Bombonera fue un reflejo de las deficiencias de ambos equipos. Racing tuvo en sus manos un triunfo que se le escapó en los minutos finales, mientras que Boca, más impulsado por la «vergüenza de no pasar papelones frente a su gente» que por un plan de juego claro, rescató un punto gracias al oportunismo de Milton Giménez. Este empate, sin embargo, solo expone aún más la falta de ideas del equipo y la impotencia de sus figuras para marcar la diferencia.
La racha negativa de 12 partidos sin ganar es un peso enorme para el ciclo de Miguel Ángel Russo, cuyas decisiones tácticas y la falta de un rumbo definido lo ponen en el ojo de la tormenta. Boca está en un «modo automático» peligroso, acostumbrándose a vivir sin victorias. Esta situación no solo compromete sus aspiraciones en el torneo local, sino que también lo aleja de su anhelo de clasificar a la próxima Copa Libertadores, un objetivo que parece cada vez más lejano si no se produce un cambio drástico en el rendimiento del equipo.
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